domingo, 31 de enero de 2021

Sueño de Don Bosco Parte 3

 Tercera Parte.

El puente. Nos volvimos del camino ancho y llegamos otra vez a la inmensa plaza donde había tanta gente y de la cual se podían salir por un túnel muy estrecho. Pasamos por allí pero nos encontramos con que teníamos que pasar por un puente muy estrecho y sin barandas, debajo del cual había un horrible abismo. Los jóvenes se detuvieron asustados. Si dábamos un paso en falso caeríamos a las aguas turbulentas que corrían encajonadas por el tenebroso abismo, y desapareceríamos.

Al fin uno se atrevió a pasar y lo siguieron los demás, poco a poco y con muchísimo cuidado, y logramos llegar al otro extremo sin caer al torrente. Nos había servido ser, como decía Jesús: “Sencillos como palomas, pero prudentes como serpientes”.

Un camino muy difícil. Encontramos luego un camino sumamente difícil de andar. En un sitio montones de espinas pretendían impedirnos el paso. Más allá piedrononas inmensas que para pasar sobre ellas había que agarrarse muy fuerte con las manos y con los pies, y cada uno tratar de ayudar a subir al que iba cerca. La subida era cada vez más escarpada pero nosotros nos animábamos a no desfallecer, y seguimos subiendo.

Mirábamos hacia arriba y veíamos el recibimiento tan festivo y alegre que allá les hacían a los que lograban subir aquella cuesta, y esto nos animaba a seguir subiendo aunque las dificultades fueran cada vez más grandes.

En la cumbre, pero casi solo. Al fin llegamos a la cumbre de la montaña. Los que estaban allí se preparaban para hacernos un gran recibimiento, cuando yo me volví a mirar cuántos habían llegado conmigo hasta la altura y con enorme tristeza vi que de todos mis 800 y más discípulos que habían emprendido conmigo aquel camino hacia el paraíso solamente tres o cuatro habían logrado llegar hasta allá.

Y los demás, ¿qué les sucedió por el camino? – pregunté.

Y una voz me respondió: “Los demás se han quedado estancados en distintas partes del camino. Mire bien y verá dónde se han quedado. Quizás si siguen luchando logren llegar hasta la altura”.

Me puse a mirar y vi que unos estaban distraídos recogiendo caracoles. Otros hacían ramos con flores silvestres. Algunos recogían frutas verdes y varios se dedicaban a perseguir mariposas. Hasta había quienes estaban coleccionando grillos y muchos se habían sentado a descansar tranquilamente en la sombra de un matorral.

Yo me puse a gritarles que no se dedicaran a esas boberías inútiles, que éste no era tiempo de dedicarse a descansar, que no se detuvieran en la subida, que siguieran caminando hacia la altura. Unos poquitos, unos ocho me hicieron caso. Los demás siguieron dedicados a esas inutilidades.

A mí me daba pena llegar con un grupito tan reducido al paraíso, y les dije a mis pocos compañeros: espérenme aquí que yo bajo a tratar de hacer subir a los rezagados.

Y me vine cuesta abajo animando a unos, empujando a otros hacia arriba y hasta regañando a algunos muy despreocupados. Les repetía afanosamente: “Sigan caminando hacia arriba. No se queden en mitad del camino del paraíso por dedicarse a cosas que no valen la pena… sigan, suban”.

Y bajé hasta donde empieza la subida de la montaña y allí encontré muchos desanimados que ya no querían hacer sacrificios para llegar al paraíso, sino que pensaban dedicarse a la vida fácil sin hacer esfuerzos por subir.

Animé a todos a emprender de nuevo el camino hacia las alturas y cuando ya iba a comenzar a caminar hacia la alta montaña, me tropecé con algo y me desperté.

Quiero terminar esta narración diciéndoles: “De 800 que empezaron la subida sólo cuatro llegaron directamente al Cielo.

¿Y los otros? Tendrán que quedarse en el Purgatorio pagando los pecados. Para unos el Purgatorio será muy cortico, pero para otros puede ser muy largo. Y algunos me preguntará: “¿Qué debo hacer para que mi Purgatorio no sea tan largo?”.

Yo le respondo: “Gane indulgencias”. Indulgencias es el perdón de una parte de la pena que se debe pagar por el pecado.

La Iglesia Católica tiene poder de conceder indulgencias, porque Cristo dijo a los Apóstoles: “Todo lo que desatéis en la tierra, quedará desatado en el Cielo”. La Iglesia ha concedido indulgencias a quienes le ofrecen a Dios el trabajo que hacen. También se gana indulgencia cada vez que se ofrece a Dios un sufrimiento o se da una limosna por amor de Dios.

Gana indulgencia quien asiste a la Santa Misa y quien comulga y el que reza el Rosario o visita a Jesús Sacramentado en un Templo, etc

Sueño de tres partes parte dos

 


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Segunda Parte.

La plaza y el túnel. En nuestro viaje hacia el paraíso llegamos a una gran plaza llena de gente muy alegre. Pero la plaza terminaba en un túnel sumamente estrecho y el que quería pasar por él tenía que despojarse de todo lo superfluo, de todo lo no necesario, porque si no era así no cabía por el angostísimo túnel. Entonces recordé la frase de Jesús: “El que no renuncie por amor a mí, a lo que mucho ama, no es digno de mí”. (Mt. 10,37).

Los atados a los animales. Entonces llegamos a un valle donde había muchos individuos, pero cada uno amarrado a un animal. Uno amarrado a un buey, otro a un asno o a un caballo, un tercero a un cerdo y otro a un perro o a un gato o a un conejo.

Y me fue comunicado que los que están amarrados a un buey son los perezosos, en los cuales se cumplirá lo que dijo San Pablo: “El que poco cultiva, poco cosechará”. Y los que estaban amarrados a un asno son los tercos, los testarudos, los que siguen sus caprichos sin hacer caso a lo que les aconsejan los sacerdotes y los superiores. A ellos les dice salmo 22: “No seáis como asnos y mulas que hay que guiarlos con freno y si no nos hacen caso”. Me fue dicho que los que estaban amarrados a unos caballos son los que no emplean su cerebro para pensar en lo eterno y en la salvación del alma, sino solo piensan en lo que es de la tierra y del cuerpo material.

A muchos los vi amarrados a cerdos y revolcándose con ellos entre el barro y me fue dicho que son los que se dedican a las pasiones sensuales y con el pecado se alejan de Dios. Y me acordé del Hijo Pródigo del cual dice el Evangelio que: “Se dedicó a vivir impuramente y lo pusieron a cuidar cerdos”.

Vi a unos amarrados a gatos: son los ladrones. Y otros amarrados a perros: los que dan escándalo y mal ejemplo. Y varios amarrados a conejos: los que son cobardes y no se atreven a defender su santa religión ni a practicarla delante de los demás.

El jardín infectado. Llegamos a un jardín muy hermoso lleno de rosas, violetas y manzanas. Pero apenas nos acercamos a las rosas notamos que en vez de aroma despedían un olor muy desagradable. Y las violetas en vez de oler agradablemente, olían a fetidez asquerosa. Y uno de los jóvenes quiso probar una de las manzanas que allí había y tuvo que vomitar porque tenía un sabor horriblemente feo.

Y me fue comunicado que eso significa los goces materiales que ofrece el mundo: tienen apariencia de belleza y de sabrosura, pero en realidad producen asco y aversión y desagrado.

La muchedumbre del camino ancho. Luego llegamos a una avenida ancha y atrayente y vimos que por allí corría alegremente muchísima gente. Orquestas, conjuntos musicales, gritos y aplausos. Unos bailaban, otros brincaban, y la algarabía de toso era ensordecedora.

Pero notamos con susto que entre esa inmensa multitud que descendía por el camino ancho, iban unos tipos muy elegantes empujando para que no se detuvieran, pero a esos individuos les salían unos cuernos por debajo de sus sombreros.

Entonces me acordé de lo que dice el Libro de los Proverbios: “Hay caminos que a la gente le parecen buenos pero que terminan llevando al desastre”. (Prov. 16,25).

Y una voz dijo: “Miren cuánta gente va viajando tranquilamente hacia el infierno sin darse cuenta”. Entonces nosotros nos devolvimos llenos de susto y en vez de seguir por ese camino ancho que lleva a la condenación nos dirigimos hacia una senda estrecha que subía. Recordábamos aquellas palabras de Jesús: “Que ancha es la vía que conduce a la perdición y cuán numerosos son los que se van por ella, y qué angosto es el sendero que lleva a la Vida Eterna y qué poquitos son los que por él caminan. Viajad por la vía angosta.” (Mt. 7,13).

Y yo pensaba: diré a mis discípulos: recuerden que los placeres conducen a la perdición no son sino mera apariencia.

Ofrecen sólo belleza exterior, pero no alegría interior. Estén alertas para no dedicarse a pecados que los hacen semejantes a los animales, como la pereza, la gula, la impureza, el robo, la desobediencia o el falso respeto humano. Qué triste que tengan que decir de nosotros como del hijo pródigo: se dedicó a vivir impuramente y lo pusieron a cuidar cerdos.

Y en aquel momento, cuando íbamos a empezar a subir por el camino angosto, los muchachos comenzaron a gritar: “Este como que no es el camino. ¡Quizás nos equivocamos de camino! Y al oír estos gritos, me desperté.

sueños de tres partes parte 1 Don Bosco

 jóvenes en un sitio tan ameno como el más hermoso de los jardines, sentados ante unas mesas que, ascendiendo desde la tierra en forma de gradas, se elevaban tanto que casi no se divisaban las últimas. Dichas mesas, largas y espaciosas, eran catorce, dispuestas en un estadio y divididas en tres órdenes, sostenido cada uno por una especie de muro en forma de terraplén.

En la parte baja, alrededor de una mesa colocada en el suelo polvoriento y desprovista de todo adorno y sin vajilla alguna, vi a cierto número de jóvenes. Aparecían tristes; comían de mala gana y tenían delante de sí un pan semejante al pan duro y feo que les dan a los soldados en la guerra, pero tan rancio y lleno de moho que causaba asco. Este pan estaba en el centro de la mesa mezclado con suciedades e inmundicias. Aquellos pobrecitos se encontraban como unos cerdos inmundos en una pocilga. Yo les quise decir que arrojasen lejos aquel pan; pero me hube de contentar con preguntar por que tenían ante sí tan nauseabundo alimento.

Me respondieron: – Hemos de comer el pan que nosotros mismos nos hemos preparado, pues no tenemos otro.

Aquello representaba a los que están en pecado mortal.

Dicen los Proverbios en el capítulo I: “Odiaron la disciplina y no abrazaron el temor de Dios y no prestaron atención a los buenos consejos, y por eso tienen que comer el fruto de sus malas obras”. Y el salmo 75: “Los que hacen el mal tendrán que beber de la copa de la amargura”.

Pero a medida que las mesas estaban más y más arriba, los jóvenes que comían en ellas se mostraban más alegres y se alimentaban con un pan más sabroso.

Cuanto más alta se hallaba la mesa donde estaban tanto más hermosos, elegantes y alegres eran los jóvenes que allí comían, y más lujosos los manteles y más finas la vajillas, y más exquisitos los alimentos que allí les ofrecían. Y me llamaba la atención el ver que en las mesas superiores había muchos jóvenes, más de los que me había imaginado.

Al fin me puse a mirar las más altas mesas, las más elevadas. Los alimentos que allí se servían eran tan extraordinariamente finos y delicados que nadie podría describirlo. Las mesas parecían de oro. Los vestidos de los jóvenes que allí estaban sentados eran lujosísimos y de un costo elevadísimo. El rostro de cada muchacho resplandecía con luces admirables. Cada joven gozaba de una alegría extraordinaria y cada cual se esmeraba por hacer participantes de su gozo a los demás compañeros. En hermosura, en elegancia, en alegría y en luminosidad y esplendor, los que ocupaban las mesas de más arriba superaban totalmente a los que estaban en las mesas de más abajo.

Y me fue dicho que los que están en las mesas más altas son los que se esfuerzan por conservar el alma sin pecado. Los de las mesas de en medio son los que caen y cometen faltas pero se apresuran a confesarse y a enmendarse. Los de la última mesa de abajo viven tranquilamente en sus pecados sin arrepentirse ni tratar de enmendarse. El Libro Santo enseña: “Dichoso el que pudendo pecar no peca”. Pero “Ay del que vive como si Dios no existiera: ese no tendrá paz”. (Is. 48,22).

Pero lo más sorprendente es que en el sueño reconocí a todos mi alumnos uno, por uno, y ahora mismo le puedo señalar a cada cual en qué clase de mesa lo vi. Me parece estarlos viendo ahora mismo, a cada uno en su mesa.

Estando observándolos vi un hombre a lo lejos y quise ir a preguntarle algo, pero me tropecé con algo y… me desperté.

Nota: Al día siguiente. 6 de agosto de 1860, los jóvenes fueron pasando por la habitación de Don Bosco para preguntarle en qué mesa los había visto. Y se extrañaban de la admirable precisión con la cual les informaba el estado de su alma.

Varios le preguntaron si todavía podían pasar de un mesa inferior a otra superior y les dijo que sí, que si era posible, con tal de esmerarse por evitar el pecado y dedicarse a portarse bien.

¿En cuál de las 14 mesas estaremos nosotros? ¿A cuál queremos pasar?

Las 14 mesas . sueño de San bosco.

 jóvenes en un sitio tan ameno como el más hermoso de los jardines, sentados ante unas mesas que, ascendiendo desde la tierra en forma de gradas, se elevaban tanto que casi no se divisaban las últimas. Dichas mesas, largas y espaciosas, eran catorce, dispuestas en un estadio y divididas en tres órdenes, sostenido cada uno por una especie de muro en forma de terraplén.

En la parte baja, alrededor de una mesa colocada en el suelo polvoriento y desprovista de todo adorno y sin vajilla alguna, vi a cierto número de jóvenes. Aparecían tristes; comían de mala gana y tenían delante de sí un pan semejante al pan duro y feo que les dan a los soldados en la guerra, pero tan rancio y lleno de moho que causaba asco. Este pan estaba en el centro de la mesa mezclado con suciedades e inmundicias. Aquellos pobrecitos se encontraban como unos cerdos inmundos en una pocilga. Yo les quise decir que arrojasen lejos aquel pan; pero me hube de contentar con preguntar por que tenían ante sí tan nauseabundo alimento.

Me respondieron: – Hemos de comer el pan que nosotros mismos nos hemos preparado, pues no tenemos otro.

Aquello representaba a los que están en pecado mortal.

Dicen los Proverbios en el capítulo I: “Odiaron la disciplina y no abrazaron el temor de Dios y no prestaron atención a los buenos consejos, y por eso tienen que comer el fruto de sus malas obras”. Y el salmo 75: “Los que hacen el mal tendrán que beber de la copa de la amargura”.

Pero a medida que las mesas estaban más y más arriba, los jóvenes que comían en ellas se mostraban más alegres y se alimentaban con un pan más sabroso.

Cuanto más alta se hallaba la mesa donde estaban tanto más hermosos, elegantes y alegres eran los jóvenes que allí comían, y más lujosos los manteles y más finas la vajillas, y más exquisitos los alimentos que allí les ofrecían. Y me llamaba la atención el ver que en las mesas superiores había muchos jóvenes, más de los que me había imaginado.

Al fin me puse a mirar las más altas mesas, las más elevadas. Los alimentos que allí se servían eran tan extraordinariamente finos y delicados que nadie podría describirlo. Las mesas parecían de oro. Los vestidos de los jóvenes que allí estaban sentados eran lujosísimos y de un costo elevadísimo. El rostro de cada muchacho resplandecía con luces admirables. Cada joven gozaba de una alegría extraordinaria y cada cual se esmeraba por hacer participantes de su gozo a los demás compañeros. En hermosura, en elegancia, en alegría y en luminosidad y esplendor, los que ocupaban las mesas de más arriba superaban totalmente a los que estaban en las mesas de más abajo.

Y me fue dicho que los que están en las mesas más altas son los que se esfuerzan por conservar el alma sin pecado. Los de las mesas de en medio son los que caen y cometen faltas pero se apresuran a confesarse y a enmendarse. Los de la última mesa de abajo viven tranquilamente en sus pecados sin arrepentirse ni tratar de enmendarse. El Libro Santo enseña: “Dichoso el que pudendo pecar no peca”. Pero “Ay del que vive como si Dios no existiera: ese no tendrá paz”. (Is. 48,22).

Pero lo más sorprendente es que en el sueño reconocí a todos mi alumnos uno, por uno, y ahora mismo le puedo señalar a cada cual en qué clase de mesa lo vi. Me parece estarlos viendo ahora mismo, a cada uno en su mesa.

Estando observándolos vi un hombre a lo lejos y quise ir a preguntarle algo, pero me tropecé con algo y… me desperté.

Nota: Al día siguiente. 6 de agosto de 1860, los jóvenes fueron pasando por la habitación de Don Bosco para preguntarle en qué mesa los había visto. Y se extrañaban de la admirable precisión con la cual les informaba el estado de su alma.

Varios le preguntaron si todavía podían pasar de un mesa inferior a otra superior y les dijo que sí, que si era posible, con tal de esmerarse por evitar el pecado y dedicarse a portarse bien.

¿En cuál de las 14 mesas estaremos nosotros? ¿A cuál queremos pasar?

lean este sueño es lindo.

 15. El sueño del rosal 1847 (MB. 3,37-39).

“Un día del año 1847, después de haber meditado acerca de la manera de hacer el bien a la juventud, se me apareció la Reina del Cielo y me llevó a un jardín encantador. Había un largo pasadizo lleno de rosas. Enredaderas cargadas de hojas y de flores envolvían y adornaban las columnas, trepando hacia arriba, y se entrecruzaban formando un gracioso toldo.

Después del pasadizo había un camino hermoso sobre el cual, a todo el alcance de la mirada, se extendía un jardín colgante encantador, rodeado y cubierto de maravillosos rosales en plena floración. Todo el suelo estaba cubierto de rosas. La bienaventurada Virgen María me dijo: – Quítate los zapatos.

Y cuando me los hube quitado, agregó: – Échate a andar bajo el jardín colgante: es el camino que debes seguir.

Me gustó quitarme los zapatos: me hubiera dado lástima pisar aquellas rosas tan hermosas. Empecé a andar y advertí enseguida que las rosas escondían agudísimas espinas que hacían sangrar mis pies. Así que me tuve que detener a los pocos pasos y volverme atrás.

– Aquí hacen falta los zapatos – dije a mi guía – – Ciertamente – me respondió – hacen falta buenos zapatos.

Me calcé y me puse de nuevo en camino con cierto número de compañeros que aparecieron en aquel momento, pidiendo caminar conmigo.

Ellos me seguían bajo el jardín colgante, que era de una hermosura increíble. Pero, según avanzábamos, el pasadizo se hacia más estrecho y bajo. Colgaban muchas ramas de lo alto y volvían a levantarse como estacas afiladas; otras caían perpendicularmente sobre el camino. De los troncos de los rosales salían ramas que, avanzaban horizontalmente de acá para allá; otras, formando un tupido cercado, invadían una parte del camino; algunas colgaban a poca altura del suelo.

Todas estaban cubiertas de rosas y yo no veía más que rosas por todas partes: rosas por encima, rosas a los lados, rosas bajo mis pies. Yo, aunque experimentaba agudos dolores en los pies y hacía contorsiones, tocaba las rosas de una u otra parte y sentí que todavía había espinas más punzantes escondidas por debajo. Pero seguí caminando. Mis pies se enredaban en los mismos ramos extendidos por el suelo y se llenaban de rasguños; movía un ramo transversal, que me impedía el paso, o me agachaba para esquivarlo y me pinchaba, me sangraban las manos y toda mi persona. Todas las rosas escondían una enorme cantidad de espinas. A pesar de todo, animado por la Virgen, proseguí mi camino. De vez en cuando, sin embargo, recibía pinchazos más punzantes que me producían dolores muy agudos.

Los que me miraban, y eran muchísimos, y me veían caminar bajo aquel jardín colgante, decían: “Don Bosco marcha siempre entre rosas! ¡En todo le va bien!”. No veían cómo las espinas herían mi pobre cuerpo.

Muchos seminaristas, sacerdotes, seglares, invitados por mí, se habían dedicado a seguirme alegres, por la belleza de las flores; pero al darse cuenta de que habían que caminar sobre las espinas y que éstas pinchaban por todas partes, empezaron a gritar: “¡Nos hemos equivocado!”.

Yo les respondí: – El que quiera caminar deliciosamente sobre rosas, sin sufrir nada, vuélvase atrás y síganme los demás.

Muchos se volvieron atrás. Después de un buen trecho de camino, me volví para echar un vistazo a mis compañeros. Que pena tuve al ver que unos habían desaparecido y otros me volvían las espaldas y se alejaban. Volví yo también hacia atrás para llamarlos, pero fue inútil; ni siquiera me escuchaban. Entonces me eché a llorar: ¿Es posible que tenga que andar este camino yo solo? Pero pronto hallé consuelo. Vi llegar hacia mía un gran número de sacerdotes, clérigos y seglares, los cuales me dijeron: “Somos tuyos, estamos dispuestos a seguirte”. Poniéndome a la cabeza de ese grupo reemprendí el camino. Solamente algunos se desanimaron y se detuvieron. Una gran parte de ellos llegó conmigo hasta la meta.

Después de pasar el espinoso rosal, me encontré en un hermosísimo jardín. Mis pocos seguidores habían enflaquecido, estaban pálidos y ensangrentados. Se levantó entonces una brisa ligera y, a su soplo, todos quedaron sanos. Corrió otro viento y, como por encanto, me encontré rodeado de un número inmenso de jóvenes y clérigos, seglares, coadjutores y también sacerdotes que se pusieron a trabajar conmigo guiando a aquellos jóvenes. Conocí a varios por la fisonomía, pero a muchos no.

Mientras tanto, habiendo llegado a un sitio elevado del jardín, me encontré frente a un edificio monumental, sorprendente por la magnificencia de su arte. Atravesé el umbral y entré en una sala espaciosísima cuya riqueza no podía igualar ningún palacio del mundo. Toda ella estaba cubierta y adornada por rosas fresquísimas y sin espinas que exhalaban un suavísimo aroma. Entonces la Santísima Virgen que había sido mi guía, me preguntó: – ¿Sabes qué significa lo que ahora ves y lo que has visto antes? – No – le respondí – os ruego que me lo expliquéis.

Entonces ella me dijo: – Has de saber, que el camino por ti recorrido, entre rosas y espinas, significa el trabajo que deberás realizar a favor de los jóvenes. Tendrás que andar con los zapatos de la mortificación. Las espinas del suelo significan los afectos sensibles, las simpatías humanas, que distraen al educador de su verdadero fin, y lo hieren, lo detienen en su misión, impidiéndole caminar y obtener coronas para la vida eterna.

Las rosas son símbolos de la caridad ardiente que debe ser tu distintivo y el de todos tus colaboradores. Las otras espinas significan las dificultades, los sufrimientos, los disgustos que os esperan. Pero no perdáis el ánimo. Con la caridad y la mortificación, lo superaréis todo y llegaréis a las rosas sin espinas.

Apenas terminó de hablar la Madre de Dios, me desperté y me encontré en mi habitación.

Observaciones: Tenido en 1847, narrado por el Santo en 1864 en una conferencia dada después de las oraciones de la noche a los que ya pertenecían a la Congregación Salesiana (V. Alassonatti, M. Rúa, J. Cagliero, C. Durando, J. Barberrar…). El sueño se repitió en 1848 y 1856. antes de narrar el sueño les dijo: “Este es un mensaje que nos dio la Santísima Virgen”. Y después de haberlo contado, añadió: “Los que se desanimaron al sentir las espinas, fueron mis primeros colaboradores. Los que me siguieron son los salesianos y los que colaboran con nuestras obras de educación, a los cuales les esperan grandes premios y ayudas del Cielo”. Ánimo mis amigos: nos esperan espinas de sufrimientos, pero también rosas de premios eternos.

San Juan Bosco - 31 de Enero

los 159 sueños de San bosco.

 https://bibliaytradicion.wordpress.com/inquisicion/los-suenos-de-san-juan-bosco-indice/los-suenos-de-san-juan-bosco-1-al-40/



Redacción (Miércoles, 12-08-2015, Gaudium Press) Cuando San Juan Bosco contaba con tan sólo 9 años de edad tuvo un sueño que lo marcó para toda su vida. De acuerdo con varios conocedores de sus Memorias Biográficas, donde se narran 159 sueños de Don Bosco, éste sería el primer sueño-revelación que marcaría el inicio de lo que es hoy la Obra Salesiana.

Al acercarse la conmemoración por los 200 años de nacimiento del santo italiano, que ocurrirá el próximo 16 de agosto, compartimos algunos apartes de éstas “revelaciones de Dios”, como se refería a estos sueños el Padre Lemoyne, gran amigo de Don Bosco.

Sueno de Don Bosco.jpg
“Yo soy el Hijo de aquella a quien tu madre te acostumbró a saludar tres veces al día” / Foto: Gaudium Press.

“Tuve por entonces un sueño que me quedó profundamente grabado en la mente para toda la vida”, resalta San Juan Bosco al comenzar la narración.

“En el sueño me pareció estar junto a mi casa, en un paraje bastante espacioso, donde había reunida una muchedumbre de chiquillos en pleno juego. Unos reían, otros jugaban, muchos blasfemaban. Al oír aquellas blasfemias, me metí, en medio de ellos para hacerlos callar a puñetazos e insultos. En aquel momento apareció un hombre muy respetable, de varonil aspecto, notablemente vestido. Un blanco manto le cubría de arriba abajo; pero su rostro era luminoso, tanto que no se podía fijar en él la mirada. Me llamó por mi nombre y me mandó ponerme al frente de aquellos muchachos, añadiendo estas palabras: ‘No con golpes, sino la mansedumbre y la caridad deberás ganarte a éstos tus amigos. Ponte, pues, ahora mismo a enseñarles la fealdad del pecado y la hermosura de la virtud'”, describe luego.

El santo salesiano cuenta que en aquel sueño él se sentía algo aturdido y espantado por esas palabras y señalándole a Nuestro Señor que él era tan solo un muchacho ignorante, que se sentía incapaz de hablar de religión y le preguntó: “¿Cómo podré adquirir la ciencia?”. Ante lo cual Nuestro Señor le anunció: “Yo te daré la Maestra, bajo cuya disciplina podrás llegar a ser sabio y sin la cual toda sabiduría se convierte en necedad”. Y el pequeño Juan Bosco le indagó: “¿quién sois vos que me habláis de este modo?”, a lo que respondió el Señor: “Yo soy el Hijo de aquella a quien tu madre te acostumbró a saludar tres veces al día”.

“En aquel momento vi junto a él una Señora de aspecto majestuoso, vestida con un manto que resplandecía por todas partes, como si cada uno de sus puntos fuera una estrella refulgente. La cual, viéndome cada vez más desconcertado en mis preguntas y respuestas, me indicó que me acercase a ella, y tomándome bondadosamente de la mano: ‘Mira’, me dijo. Al mirar me di cuenta de que aquellos muchachos habían escapado, y vi en su lugar una multitud de cabritos, perros, gatos, osos y varios otros animales. ‘He aquí tu campo, he aquí en donde debes trabajar. Hazte humilde, fuerte y robusto, y lo que veas que ocurre en estos momentos con estos animales, lo deberás tú hacer con mis hijos'”, continúa la narración.

María y Don Bosco.jpg
Nuestra Señora le muestra a Don Bosco en un sueño dónde debía construir una iglesia en su honor: La Basílica de María Auxiliadora de Turín / Foto: Gaudium Press.

Luego, prosiguió: “En aquel momento, siempre en sueños, me eché a llorar. Pedí que se me hablase de modo que pudiera comprender, pues no alcanzaba a entender qué quería representar todo aquello. Entonces ella me puso la mano sobre la cabeza y me dijo: ‘A su debido tiempo todo lo comprenderás. Dicho esto, un ruido me despertó y desapareció la visión'”.

Con el paso de los años se constataría que éste fue el primero de los 159 sueños proféticos que San Juan Bosco tuvo a lo largo de su vida, marcando el inicio de la Obra Salesiana. Como lo expresa el Padre Eliécer Sálesman en el libro “Los sueños de San Juan Bosco”: “toda su vida la empleó en transformar jóvenes difíciles como fieras, en buenos cristianos como mansos corderos”. Todo con la ayuda maternal de María Auxiliadora.

Con información de “Memorias Biográficas” y “Los Sueños de San Juan Bosco” del Padre Eliécer Salesman.

Una mente negativa

ICMtv | En Vivo | Iglesia Católica Montevideo fiesta de San bosco

que pienso sobre la ley de atracción

Yo opino ahora que es una ley vacía porque no TIENE a Dios. Primero se dice que es como positivismo excesivo como un yes a todo. A mí me parece un chiste porque cree  que todo vendrá por un tablero de visión y que lograrás tus metas si las escribes 5000 veces en un cuaderno. Yo pienso que debemos rezar. Rezar cómo si no hubiera mañana porque sin Dios sin el amparo de la Virgen no podemos existir. Esa ley es una NEW age
Tengan cuidado porque comienzan con eso y terminan en yoga y en el satanismo y cuando ya no puedes salir ahí comienza la autodestrucción y el peligro. Lo sano que pueden hacer es inspirarse en pinterest y ahorrar o obligarte a comprar lo que viste. Es una manera sana de no caer en NEW age. 
pero como antes se hacia , se rezaban mucho rosarios, muchas oraciones, se iba a misa, hay formas buenas de obtener las cosas que por añadidura se dan. la ley de actraccion es tambien algo budista porque cree en que uno con sus pensamientos logra lo que quiera. Es peligroso  tener una mente asi no es sano.
tengan cuidado en estos tiempos con estas cosas, van a sufrir mucho si lo hacen. el dolor no sera fisico sino para el alma, porque un alma sin Dios o puede arrepentirse.
una vez el padre Aurelio me dijò las personas si vieran la misericordia de Dios , su fuente perpetua de agua , las cosas que ha dejado para su salvaciòn y que no usan. 
Nada es imposible para Dios.

El remedio más grande es la paz interior

#1 Documental Padre Ignacio: El cura del milagro

sábado, 30 de enero de 2021

Vida de san Juan Bosco, fundador de los Salesianos


https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Bosco

Orden y limpieza.

 

¿Cuál es la amarga verdad de la vida que todos deben saber?

La pobreza es una actitud, es la actitud de desperdiciarse a sí mismo. El pobre desperdicia su tiempo, desperdicia sus ideas… y termina desperdiciando su dinero. La pobreza ni empieza, ni termina con el dinero, sino contigo.

La forma en cómo te tratas, define como la riqueza te va a tratar. Una vez una mujer me dijo: “como es la habitación en la que duermes, así suele ser tu vida. Como está tu ropero, así suele estar tu vida. Como está tu cama, así suele estar tu vida.” Hace poco escuché que alguien dijo, con acierto, que “las cosas se parecen a sus dueños.”

Tu auto se parece a ti, tu ropa se parece a ti, el barrio en el que vives se parece a ti y a tus vecinos, tu celular se parece a ti, tu computadora se parece a ti.

No hablo de un parecido físico, sino del intangible: una persona limpia tiene cosas limpias; una persona ordenada, tiene cosas ordenadas.

Creo que la persona que quiere hacer mejoras consistentes en su vida, empieza paso a paso, de menos a más. Corrigiendo pequeñas actitudes, pequeñas acciones.

Hace años fui a entrevistar a una empresaria ya mayor. La mujer tiene fama de haber tenido una enfermiza ética de trabajo, gracias a la cual construyó un poderoso negocio que hoy administran sus hijos. “Mira – me dijo mientras sacaba su monedero- el dinero hay que administrarlo como si fuese medicina. No hay que cuidarlo, hay que valorarlo y respetarlo.” Luego, al terminar la conversación, la mujer – que camina con bastón en mano – me pidió que la acompañe a su oficina, ubicada a dos cuadras de su casa. En la esquina nos detuvimos para esperar a que el semáforo cambie de luz.

Cuando los números en rojo indicaban que faltaban escasos dos segundos para la luz verde, un reducido grupo de personas se disponían a cruzar. Apurados, casi en automático, caminaban para ir al otro lado de la calle. “Eso es peligroso – me dijo la señora – nunca se debe cruzar ni bien cambia la luz, se tiene que esperar a que primero los carros se detengan.” Entonces reparo en ese detalle: la señora no confía en la luz verde, a penas la ve como una referencia: ella espera a que los carros se detengan. Ese es un rasgo previsor que se extiende al resto de áreas de su vida. Porque, recuerde, como eres en algo, eres en todo.

La riqueza es producto del orden, de la previsión, de la limpieza, del respeto al tiempo, de la confianza en uno mismo. No eres rico porque tienes un millón de dólares en la mano, al contrario: puedes tener un millón de dólares en la mano como resultado de ser rico. Esto que voy a decir suena duro y por eso lo escribo con cargo a las críticas: la mayoría de gente con mentalidad de pobreza es sucia, desordenada, son impuntuales, no valoran su tiempo y por eso muchas veces lo desperdician consumiendo televisión basura. Gastan lo poco que tienen en una cerveza, y nunca en un libro. Como ve, no son pobres por el sueldo o por el trabajo que tienen, sino por la forma en cómo se tratan a sí mismos.



postdata esto no lo escribi yo; estaba en un red social poco conocida besos.

Small Time Crooks - Official Trailer - Woody Allen Movie

Mi favorita pelicula de woody allen.

viernes, 29 de enero de 2021

Santo rosario

Cómo ahorrar parte 2

El segundo paso para ahorrar es cambiar el sencillo en billetes de poco y la disciplina que tengas te hará seguir. Un cosa tener la rutina de siempre ver a futuro cuando puedes llegar a ahorrar. Y anotar si dejas de ahorrar en cuanto es tu límite. En mi caso son de gastar así que tengo que disciplinarme no gastar.

jueves, 28 de enero de 2021

hola a tutti mundo

Me siento màs feliz,descubri como ahorrar, primero debes ahorrar en monedas , las pones en un lugar donde no las agarres y las pones cuando tengas, el segundo es tener voluntad de no agarrar tus ahorros estoy en eso.
el tiktok lo puse de nuevo no me vino apologias al comunismo pero trato de no darle bola cuando me envia cosas raras. Estoy rezando mucho y trato de rezar a las 3 la coronilla a la divina misericordia y mis hijas rezan el angelus a las seis, estamos muy bien. asi que se los recomiendo.
tengo un nuevo corte , un poco chico

 y estamos jugando petpals nos recuerda a pet society.
la siguiente misiòn es hacer un album de stickers , despuès se lo mostrare en pinterest.

buscar filtros lindos en instagram. buscar el asthetic video en tiktok. 
compartir enlaces y decorar la casa.  la felicidad viene despuès de 3 rosarios diarios. 
Estamos pensando seriamente en apoyar el comentario de que se hagan item de Coraline en petpals.
Para rezar el rosario puedes rezar el rosario en la mañana , en la tarde y en la noche
si no puedes reza en youtube; santo rosario en audio con el misterio y repites todo.
lei que un privilegios tener mas de 5 cajas diferentes de cereal en tu mesa.


Cest la vie.

¿Quién fue Santo Tomás de Aquino?

miércoles, 27 de enero de 2021

Pet Pals City ♡ Collect all Cute Poops

https://petpalsfan.wixsite.com/directory
 Estamos jugando este juego nos recuerda a pet society es parecido pero con las novedades de las monturas y la ruleta viene monedas reales. texto y esta cool . no se pierdan el san Valentin.


lunes, 25 de enero de 2021

Luis Miguel - La Barca (Letra) ♡

la disciplina

 https://es.wikipedia.org/wiki/Disciplina

si eeuu ama la vida se salvará

 Mensaje de Mons. Hoser, dado en Medjugorje el 18 de enero de 2021

Recibidos

Boletín Children of Medjugorje Sor Emmanuel Español spanish@childrenofmedjugorje.org a través de smtp45.ymlpsvr.com 

mié, 20 ene 23:06 (hace 5 días)
para 
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Desde Medjugorje, Mons. Hoser envía un importante mensaje a los peregrinos de Estados Unidos, que bien puede aplicarse a lo que se está viviendo en distintos países del mundo. Al pie del texto encontrarán el link del audio de su alocución (en francés, subtitulada en inglés)


MENSAJE DE MONS. HENRIK HOSER, DADO EN MEDJUGORJE EL 18 DE ENERO DE 2021

[una lectura magistral de los signos de los tiempos]

Queridos peregrinos de los Estados Unidos, me dirijo a ustedes desde Medjugorje, lugar al que aman y visitan con frecuencia en tiempos normales.

Se viven tiempos difíciles a causa de la pandemia, no solamente en los Estados Unidos y otras partes del mundo, sino también aquí en Medjugorje por el reducido número de peregrinos debido a las restricciones de movilidad impuestas por el régimen sanitario mundial. Aquí, como ustedes saben, veneramos a la Santísima Virgen, Reina de la Paz. Paz que queremos proclamar también a todos, a quienes están cerca y a quienes se encuentran lejos.

Podemos comparar el tiempo que vivimos con un acontecimiento muy grave expresado en el Evangelio. Después de la muerte del Señor, el mundo quedó sumergido en las tinieblas, como nos lo relatan los evangelistas. De la misma forma, cuando Jesucristo, el Hijo de Dios, el Hijo del Hombre, que ha sido enviado para salvarnos, muere en el corazón de los hombres, esos corazones se llenan de tinieblas. Así también, el mundo que suprime a Jesús de su vida se sumerge en las tinieblas. Tenemos que vivir este tiempo de prueba e interpretarlo como un signo de los tiempos.

Dios que es el Señor de la historia, que es el dueño de nuestra vida presente, quiere darnos signos para que los interpretemos. Uno de ellos es: ′′Sin mí, no podéis hacer nada”. Por lo tanto, debemos aferrarnos a su presencia en nosotros y en nuestro alrededor, para disipar las tinieblas y dirigirnos hacia la luz. Él nos trae luz. Como dice el cántico de Zacarías: Él es el sol que viene de lo alto. Y tenemos tanta necesidad hoy en día de este sol.

Les dirijo este mensaje para que vivan inteligentemente su situación en los Estados Unidos, utilizando la inteligencia del corazón. Quisiera formularles un presagio: si Estados Unidos se compromete a encausar su vida hacia el desarrollo y la protección de la vida humana en todas las etapas de su existencia, se salvará. Si la política los impulsa hacia la negación del valor de la vida humana, contribuirá a incrementar las tinieblas que nos atemorizan.

Estamos llamados a ser testigos y a proclamar en el mundo la esperanza, esperanza que proviene de Dios. Porque Dios nos aguarda en el futuro. Él nos espera en el tiempo por venir y no en el pasado. Y vamos hacia Él para vivir lo que nos ofrece: la paz con Dios y con todos los hombres. Comenzando por los que están más cerca de nosotros, hasta alcanzar a los más alejados.

Que este tiempo, en el que esperamos tiempos mejores, los fortalezca en la fidelidad y el valor para transitar los momentos difíciles de su vida, y que la Virgen María, Reina de la paz, los bendiga, los proteja y los ame sin límites.

Dios los bendiga.

Mons. Henrik Hoser.

https://www.youtube.com/watch?fbclid=IwAR1nBC85pc7WA9NpdxfaSkOQnopEnaM1Nm60ljQaNxgT1L0dbKyLXOz-uJg&v=jTY-k0YSuaI&feature=youtu.be&ab_channel=206Tours

domingo, 24 de enero de 2021

repite

 repite despuès de mi: no tengo que probarle a nadie si soy feliz, si ya lo soy , ni escrachar a nadie. Porque las personas felices son tan felices que la vida es una alegría para ellas y todos son bienvenidos y la vida es una fiesta.


Comentarios: Una mujer que no se ha casado

las secuelas del coronavirus o covid19

 DE LA FALTA DE OLFATO AL CANSANCIO CRÓNICO

Las secuelas que puede dejar el COVID: el drama por el que ya pasan muchos pacientes en Uruguay

Algunos se exponen a la pérdida definitiva de su capacidad pulmonar y a recibir diálisis de por vida; otros deben acostumbrarse a no sentir el sabor a las comidas.

Daniel Augustower. Foto: Marcelo Bonjour
Daniel Augustower recibió el alta hace ocho meses pero aún siente los efectos. Foto: Marcelo Bonjour.

Sofía Griot sintió una fuerte picazón en la nariz. Nada raro al tratarse de los primeros días de octubre, cuando las alergias florecen con el inicio de la primavera. Tomó la jarra de café, se sirvió una taza y se dio cuenta que el aroma característico de aquella bebida había desaparecido.

De hecho, no había ningún aroma perceptible en el ambiente esa mañana: entonces supo que tenía coronavirus.

La certeza llegó antes de que el test confirmara que había contraído COVID-19, esa misma tarde del 8 de octubre. Ella es médica, asistente de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas, y sabía bien que la pérdida del olfato y el gusto es un síntoma inconfundible de la enfermedad.

Hoy, tres meses después de ser dada de alta, sigue siendo incapaz de sentir aromas. No puede distinguir, salvo por la textura, una carne roja, de un pescado. Tampoco siente el olor del mar, el de los eucaliptus, ni el de la comida que se quema en el horno.

Daniel Augustower contrajo el virus bastante antes que Griot. Fue el 14 de marzo en una reunión de amigos en un restaurante de Montevideo. La enfermedad lo golpeó con fuerza: estuvo dos meses internado en CTI conectado a un respirador.

“Me dormí un 20 de marzo y me desperté el 20 de mayo”, recuerda.

Su recuperación fue tortuosa: como había perdido masa muscular tenía que caminar con andador y, aún hoy, a ocho meses de recibir el alta, su cuerpo se cansa por la falta de oxígeno en su cuerpo.

Sus pulmones ya no funcionan como antes, y sus riñones se deterioraron de forma irreversible. La reducción de la capacidad pulmonar es molesta; la afectación renal “una enfermedad imperceptible, pero traicionera”, reconoce.

Los médicos de todo el mundo comienzan a ver ahora los efectos de la pandemia a largo plazo en un grupo de pacientes que quedaron con síntomas persistentes de la enfermedad, una dolencia que ya llaman con el nombre de long COVID o síndrome post-COVID, y que en algunos puede durar semanas o meses. En otros se termina convirtiendo en una secuela de por vida.

La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia publicó una encuesta citada por El País de España- a 1.834 personas con síntomas persistentes de COVID-19. La media de edad de los consultados es de 43 años y los síntomas superan en promedio los seis meses. El 96% dijo sufrir cansancio, 86% dolores de cabeza y 83% dolores musculares. La falta de aire fue declarada por el 79% y la falta de concentración por el 78%. Un estudio similar fue realizado en un hospital de Wuhan, China.

Efectos a largo plazo del COVID

El estudio en un hospital de Wuhan

La revista médica británica The Lancet publicó un estudio, desarrollado por un equipo de investigadores chinos, que analiza los efectos a largo plazo en enfermos ingresados en el hospital Jinyintan de Wuhan. El 76% de un total de 1.733 pacientes, que recibieron el alta médica entre enero y mayo de 2020, aún acarreaba algún efecto de la enfermedad medio año después, entre junio y septiembre. El síntoma más frecuente fue la fatiga o la debilidad muscular, detectada en un 63% de los enfermos.

Agotamiento y riesgo de daño irreparable.

Miguel Peralta, de 50 años, madrugó como lo hace todos los días. Abrió la ventana de su casa y sintió que un ardor le invadía los pulmones. Para entonces ya sabía que tenía coronavirus. El hisopado le había dado positivo a él, su esposa y sus dos hijas algunos días antes. Sin embargo, no tenía noción de lo que venía hasta ese instante. “Yo creía que era algo leve, pero en ese momento me asusté”, recuerda.

El 14 de enero fue dado de alta y, aunque se siente mejor, hay síntomas de la enfermedad que persisten. Peralta no requirió internación, pero sus pulmones y sus músculos sufrieron una afectación que lo acompañará “al menos por un año”, según le indicó su médico tratante.

Ya no puede respirar profundo, sino que tiene que tomar pequeños y repetidos sorbos de aire para oxigenarse. Sus pies le pesan y caminar trayectos que antes le llevaban diez minutos, ahora le toman media hora.

El trabajo en su taller de chapa y pintura lo agota fácilmente y cada dos horas debe parar para descansar. “Antes podía hacer arreglos de hasta dos autos por día, ahora solo puedo agarrar algunas cosas chicas, esto te afecta en la vida y también en el trabajo”, lamenta.

Miguel Peralta. Foto: Marcelo Bonjour.
Miguel Peralta trabaja en un taller y se agota muy fácil en las tareas diarias. Foto: Marcelo Bonjour.

Peralta lleva apenas poco más de una semana de ese proceso de recuperación. Los médicos le indicaron que salga a caminar y que todos los días se ejercite inflando globos.

Pablo Curbelo, grado 5 de la cátedra de Neumología, dice que actualmente siguen la situación de tres pacientes que quedaron con síntomas persistentes de coronavirus, que pueden convertirse en secuelas permanentes si no se tratan correctamente. “El paciente tiene falta de aire al caminar y se fatiga más fácilmente”, explica Curbelo. Esa fatiga puede deberse a una insuficiencia respiratoria persistente, o a una fatiga muscular producto de la falta de oxígeno por un período prolongado de tiempo.

Los problemas en los pulmones son los que requieren mayor atención de los médicos, ya que sin un tratamiento adecuado los pacientes pueden llegar a desarrollar fibrosis pulmonar, una afección que se produce cuando las lesiones en este órgano cicatrizan, haciendo más grueso y duro el tejido que lo forma, lo que produce dificultades para respirar.

Augustower lleva ocho meses de recuperación y todavía siente esa fatiga como recordatorio de la enfermedad que lo tuvo dos meses internado en un CTI. “Caminar me cansa, así que los paseos ahora son más cortos”, cuenta este hombre de 60 años. A diferencia de otros pacientes severos, él no requirió respiración asistida una vez dado de alta, pero según Curbelo cada vez aparecen más casos de personas que sí lo hacen.

El especialista señala que, si bien es cierto que existen pacientes que pueden quedar con alguna secuela tras padecer gripe, la gravedad del daño y la frecuencia con la que se generan estas afectaciones entre los recuperados de COVID-19 es mucho mayor. “Nunca habíamos visto algo como esto”, advierte.

Pérdida del olfato y gusto.

Carolina González aprovechó su media hora de descanso para ir al almacén más cercano a comprar un paquete de papas fritas de ajo y cebolla. Era la tarde del 15 de diciembre y horas antes había sentido un cansancio agotador, que creyó fruto de una larga jornada de trabajo como enfermera en una mutualista de Montevideo.

Se llevó una papa a la boca y no sintió nada. Ni la sal, ni el ajo, ni la cebolla.

Ese mismo día se aisló y al siguiente recibió el resultado del hisopado que confirmaba que tenía coronavirus. Tras transitar la enfermedad con síntomas leves, el 6 de enero fue dada de alta y pudo volver al trabajo. Lo que nunca volvió es el sentido del gusto, ni tampoco el olfato. González asegura que hoy una papa frita de bolsa tiene para ella el mismo sabor que una lechuga, y una lechuga no le es diferente a masticar un papel de cocina.

“Tenés que acordarte de comer, porque no sentís apetito, te alimentas solo para mantenerte vivo. Al principio te molesta, te enojas, pero de a poco te vas acostumbrando”, dice la enfermera.

Sofía Griot lleva más de tres meses sin sentir un solo aroma. “Hace poco me trajeron una flor de jazmín, intenté olerla y por momentos me pareció sentir su aroma, pero no sé, creo que solo sentí su recuerdo”, cuenta, con cierta tristeza.

Sofía Griot. Foto: Leonardo Mainé.
A Sofía Griot le dieron el alta hace tres meses, pero aún no siente aromas. Foto: Leonardo Mainé.

Al principio también había perdido el sentido del gusto, pero con los días se recuperó, aunque de forma limitada y hasta distorsionada: “Los refrescos cola son imposibles de tomar, tienen gusto a metal oxidado, y no puedo distinguir un helado de menta, de uno de mascarpone, o una carne roja de un pescado”.

Carina Almirón es otorrinolaringóloga y, junto al Ministerio de Salud Pública, comenzó una investigación sobre cuántos pacientes de COVID-19 en Uruguay sufrieron en algún momento la pérdida de olfato y gusto, y cómo fue su proceso de recuperación.

Según el último informe epidemiológico, al 3 de enero el 17,7% de los pacientes en Uruguay manifestaron anosmia (pérdida de olfato) y el 15,4% disgeusia (alteración del sentido del gusto), aunque algunos padecieron ambos síntomas.

Almirón cree que ese número podría llegar a ser más alto, ya que en un análisis de 300 casos estudiados encontraron que el 60% había padecido alguno de estos síntomas durante el transcurso de la enfermedad. La recuperación puede demorar días, semanas e incluso meses. En Uruguay hay registros de pacientes que hace seis meses que no sienten ningún aroma, aunque en España hay casos que llevan más tiempo.

Lo cierto es que debido a que la enfermedad es todavía nueva, no existe certeza sobre si todos los pacientes recuperarán este sentido completamente algún día, dice Almirón. La especialista explica que, aunque el olfato es “la cenicienta de los sentidos” porque es denostada en comparación con la vista o la audición, el impacto de no ser capaz de oler nada cambia la vida de los pacientes.

El primer efecto es la disminución del apetito, como le pasó a Carolina González. “El sentido del gusto te permite saber si un alimento es dulce, salado o ácido, pero lo que te da el deleite en las comidas es el olfato, por lo que los pacientes que lo pierden empiezan a perder también el deseo de comer”, explica Almirón.

Hay consecuencias que afectan a la seguridad de los pacientes: “Si hay una fuga de gas, o si algo se está quemando, no lo van a sentir. También deben tener un control estricto del estado de los alimentos que van a consumir porque muchas veces no van a ser capaces de oler si una comida está o no en mal estado”.

Además, tiene un efecto sobre la autoestima: según Almirón algunos pacientes se sienten inseguros sobre su aroma y terminan infiriendo que huelen mal, y que no son capaces de detectarlo porque perdieron el sentido del olfato.

En tanto, los olores están conectados con los recuerdos, y por eso algunos pacientes se angustian porque ya no podrán sentir aquellos aromas que los transportaban a momentos deseados.

Admite Griot: “Al principio me alegré porque tuve un COVID muy leve, no contagié a mis padres y mi hija fue completamente asintomática. Pero ahora, tres meses después, me voy de vacaciones a la playa y me falta el olor a mar, me voy a acampar con mi familia y extraño el olor de los pinos”.

El impacto en los riñones.

Daniel Augustower no solo sufrió daño en sus pulmones producto del COVID-19. Él ya padecía glomerulopatía, una enfermedad renal que lleva a un funcionamiento limitado de los riñones, pero esa comorbilidad se agravó tras dos meses en el CTI.

Augustower asegura no tener ningún síntoma apreciable de ese desmejoramiento, aunque sus niveles de creatinina en sangre -un desecho del metabolismo humano, que los riñones deben filtrar- pasaron de 1,9 mg/dl (el valor normal en hombres oscila entre 0,7 y 1,4) a casi 5 mg/dl.

Óscar Noboa es nefrólogo e integrante del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH). El especialista dice que durante los primeros meses de la pandemia el 30% de los pacientes que requirieron atención en CTI debieron recibir diálisis a partir de la afectación producida por el coronavirus.

Esos pacientes, en general personas mayores de 65 años y con comorbilidades, no habían requerido diálisis antes y, aunque la mayoría ya no necesitó de este tratamiento una vez que fue dado de alta, algunos tendrán que continuarlo por el resto de sus vidas.

Noboa asegura que, a medida que mejoró el conocimiento sobre la enfermedad, menos pacientes sufrieron afectaciones en sus riñones tan severas como para requerir diálisis, aunque los números de aquellos que sí lo hacen están volviendo a repuntar con el aumento de casos de los últimos dos meses.

Bajan las consultas oncológicas y cardiológicas

En 2020 hubo una disminución del 20% en las consultas de medicina preventiva por temas oncológicos y cardiovasculares, a raíz del autoconfinamiento y las medidas aplicadas para reducir la movilidad, según contó el integrante del grupo asesor Hamlet Suárez. Este número surge de analizar la cantidad de estudios realizados en tres centros, aunque el especialista cree que la reducción pudo haber sido mucho mayor.

Suárez señaló que en países donde la pandemia ingresó antes se detectó que, como consecuencia de que los pacientes consultan menos, cuando llegan al médico lo hacen con enfermedades oncológicas y cardiovasculares más avanzadas, algunas ya sin posibilidad de tratamiento. Estas son, según el especialista, las secuelas de la pandemia en la salud pública.

En Uruguay, en tanto, todavía no existen investigaciones a fondo sobre los pacientes con secuelas de coronavirus. El gastroenterólogo Henry Cohen, coordinador del área de salud del GACH, dice a El País que el tema es “sumamente importante” y que él mismo ha llevado una inquietud en ese sentido a la interna del equipo de especialistas que lidera junto a Fernando Paganini y Rafael Radi.

El tema quedó en manos del médico otorrinolaringólogo Hamlet Suárez, uno de los coordinadores principales del área de salud. “Estamos estudiando lo que aparece en la literatura a nivel internacional. El impacto a nivel respiratorio y cardiovascular recién el tiempo lo dirá, ya que la información es limitada por ser el COVID-19 una enfermedad reciente”, dice el especialista.

Este equipo comenzó a trabajar el tema recién a partir del martes pasado, después de que el grupo asesor científico tuviera una reunión por zoom entre sus más de 50 miembros, en la que se definieron distintos temas a tratar.

Para el neumólogo Curbelo, “la experiencia internacional dice que aunque hoy el foco está en combatir la enfermedad aguda y la pandemia, ya muchos centros de salud comienzan a estar preocupados por las enfermedades crónicas” que quedan en aquellos pacientes recuperados.

“Estamos trabajando en protocolos para atender a los pacientes que queden con una enfermedad persistente a nivel pulmonar, esto va a ser algo importante en el futuro y en algunos países vemos que se están instalando unidades en hospitales para atender la recuperación de aquellos que ya no tienen el virus”, asegura el neumólogo.

Las secuelas más severas son a nivel pulmonar, y afectan en mayor medida a pacientes que estuvieron en CTI, pero también existen muchos casos entre quienes transcurrieron la enfermedad en sus hogares.

Por eso los neumólogos uruguayos se preparan para lo que viene: “Estamos trabajando en protocolos para atender a los pacientes que queden con una enfermedad persistente a nivel pulmonar”, cuenta Curbelo.

Centro de Montevideo. Foto: Estefanía Leal.

A aquellos que sufren pérdida del olfato solo les resta esperar. A nivel internacional se está experimentando al someter a los pacientes a esencias con ciertos olores para tratar de forzar la recuperación del sistema neuronal responsable de percibir los aromas.

Almirón desarrolló, junto a un equipo de otorrinolaringólogos e ingenieros, un kit con cuatro aromas que puede utilizarse en pruebas para validar la capacidad olfativa de un paciente, para detectar —al igual que lo haría el control de temperatura— a personas que están cursando la enfermedad, pero también para que aquellos que estén en recuperación ejerciten el sentido dañado.

A nivel internacional las investigaciones sobre los efectos a largo plazo de la pandemia que paralizó al mundo todavía dan sus primeros pasos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) lleva un punteo de distintos trabajos. Entre las posibles secuelas que están siendo estudiadas se menciona la depresión, la pérdida de cabello, la disminución de la funcionalidad del corazón y la pérdida de memoria.

La única certeza es que, al menos en Uruguay, habrá que preparar a los sistemas de salud para apoyar al creciente número de pacientes que ya no tienen el virus en sus cuerpos, pero que cargan con las cicatrices de sus efectos.