Eros y Psique, la historia de amor más bonita de la mitología griega
Esta es, probablemente, la historia de amor más bonita de toda la mitología griega. Aquella que une a Psique (el alma) con Eros (el amor).
Gracias a Ana Zugasti, de RZ100arte.
Cuenta la leyenda que hace muchos años había un rey que tenía tres hijas. Las tres eran bellísimas pero la belleza de la menor, Psique, era sobrehumana. Hasta tal punto que de todas partes acudían a admirarla y comenzaban a adorarla como si de una reencarnación de la diosa Afrodita se tratase.
Celosa Afrodita ante la belleza de Psique, pidió a su hijo Eros que intercediese para poner fin a semejante ofensa. La idea era que Eros (Cupido) le lanzase una de sus flechas para que se enamorara del hombre más horrible y ruin que pudiese existir.
A Psique la belleza no le había traído ninguna felicidad. Los hombres, como ya hemos comentado, le idolatraban de mil maneras, pero ninguno osaba pedir su mano y esto empezaba a preocupar a sus padres quienes ya habían casado a sus dos hermanas mayores.
Cuando consultaron al Oráculo, este predijo que Psique se iba a casar en la cumbre de una montaña con un monstruo venido de otro mundo. Psique aceptó su destino y sus padres la llevaron hasta la cima de la montaña donde, llorando, la abandonaron.
Allí se la encontró Céfiro, quien lejos de abandonarla a su suerte, la elevó por los aires y la depositó en un profundo valle sobre un lecho de verde césped. Psique, extenuada por tantas emociones, se quedó dormida y al despertar se encontró en medio del jardín de un maravilloso palacio de indescriptible lujo y belleza.
Al atardecer, Psique sintió una presencia a su lado: era el esposo de quien había hablado el Oráculo; no le pareció tan monstruoso como temía. Su voz era suave y amable y le hacía sentirse muy bien estando a su lado. Pero en ningún momento mostró su rostro y le advirtió a Psique que, si lo veía, le perdería para siempre.
Así fueron las cosas a lo largo de las siguientes semanas. Durante el día Psique permanecía sola en palacio y por la noche su marido se reunía con ella y eran muy felices. Pero un día Psique sintió añoranza de su familia y rogó a su esposo que le dejará ir a visitarlos.
Tras muchas suplicas y pese a advertirle de todos los peligros que corría con su partida, su marido accedió y pidió a Céfiro que la llevase a la cumbre de la montaña donde la habían abandonado. Desde allí Psique caminó hasta su casa.
Todos la recibieron con gran alegría pero sus hermanas, cuando la vieron tan feliz tras abrir los maravillosos regalos que les había traído, no pudieron contener la envidia y no pararon hasta que la pobre Psique les confesó que jamás había visto a su marido. Las hermanas la convencieron de la necesidad de descubrir quién era su marido.
Su plan era el siguiente, Psique debía ocultar una lámpara y durante la noche, mientras él dormía, prenderla para así ver su rostro.
Y así lo hizo. Psique volvió al palacio en el que vivía con Eros y siguiendo el plan de sus hermanas descubrió que su marido era un joven de gran belleza. Emocionada por el descubrimiento le tembló la mano que sostenía la lámpara, dejando caer una gota de aceite hirviendo sobre su amado.
Al sentirse abrasado Eros despertó y, cumpliendo su amenaza, huyó en el acto para no volver jamás.
Sola y desamparada, Psique se dedicó a errar por el mundo perseguida por la cólera de Afrodita que seguía indignada ante tanta belleza. Ninguna divinidad la quiso acoger y finalmente cayó en manos de la diosa, quien la encerró en su palacio y la atormentó de todas las maneras posibles.
Hasta le hizo descender a los infiernos en busca de un frasco de agua de Juvencia que debía entregar sin abrir. La curiosidad pudo nuevamente con Psique y cuando abrió el frasco quedó sumida en un profundo sueño.
Mientras tanto, Eros sufría enormemente porque era incapaz de olvidar a Psique. Cuando supo que estaba sumida en un sueño mágico no lo pudo soportar más, voló hacia ella y la despertó de un flechazo; después subió al Olimpo para rogar a Zeus que le permitiese casarse con ella aunque fuese mortal.
Zeus se compadeció de Eros y otorgó la inmortalidad a Psique haciéndole comer ambrosía. Después apaciguó la cólera de Afrodita y ordenó el casamiento de Eros y Psique, que duraría para siempre.
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